8 de marzo de 2022
Hoy celebramos el Día Internacional de la Mujer, una oportunidad para saludar el poder y la fuerza de las mujeres y las niñas de todo el mundo, y honrar el papel que desempeñan en nuestras economías, nuestras comunidades y nuestros hogares.
Sin embargo, en este día de conmemoración, el reconocimiento del poder de las mujeres no es suficiente: el día de hoy debe servir también para recordar las diversas barreras a las que se siguen enfrentando las mujeres de todo el mundo. Deben tomarse medidas concretas para salvaguardar sus derechos y sus vidas: hay que eliminar las leyes discriminatorias; la injusticia debe tener consecuencias tangibles; y hay que acabar con las prácticas nocivas que perpetúan la desigualdad de género.
Debemos reconocer y celebrar el inmenso e incalculable papel de las mujeres en nuestras vidas todos los días, y no sólo una vez al año, y afirmar constantemente nuestros compromisos para garantizar que tengan un acceso equitativo a todos los derechos y oportunidades que nos brinda nuestra humanidad común.
A lo largo de las últimas décadas, la comunidad internacional ha avanzado en la promoción de los derechos de las mujeres y las niñas, pero una y otra vez somos testigos de que los avances son frágiles. Esto es más evidente en las crisis humanitarias más recientes de Etiopía, Afganistán y Ucrania, donde una vez más las mujeres y las niñas sufren o corren el riesgo de sufrir de forma desproporcionada. En estos conflictos se han producido rápidos y generalizados retrocesos en materia de derechos humanos que han hecho retroceder los avances logrados en la protección de los derechos de las mujeres. Como señaló acertadamente Simone de Beauvoir en su libro El segundo sexo, "no hay que olvidar nunca que basta una crisis política, económica o religiosa para poner en tela de juicio los derechos de las mujeres. Estos derechos no se adquieren nunca. Tendrán que permanecer vigilantes durante toda su vida.
Mi país natal, la República Democrática del Congo, ha sido testigo de estas atrocidades durante más de dos décadas y media, y las nuevas olas de conflicto están aumentando la inseguridad, degradando aún más la condición de las mujeres. Nos solidarizamos con todas las mujeres y comunidades afectadas por estos conflictos e instamos a la comunidad internacional a responder con determinación. Esperamos que estos llamamientos a la justicia no caigan en saco roto, y que sean respondidos con una mayor inversión en programas que apoyen la participación de las mujeres en la política, en la defensa de los derechos humanos y en otras formas de combatir la desigualdad y la discriminación.
Para terminar, y para celebrar la conmemoración de hoy, me gustaría compartir un extracto de mi libro, "El poder de las mujeres", que es un homenaje a las extraordinarias mujeres que me han inspirado y formado, y un homenaje a la fuerza de todas las mujeres, individual y colectivamente:
"Sueño con una sociedad en la que nuestras madres sean reconocidas como las heroínas que son, en la que las niñas que nacen en nuestra maternidad sean tan celebradas como los niños, y en la que las mujeres crezcan sin miedo a la violencia. Espero un mundo en el que las mujeres tengan las mismas oportunidades de progreso profesional y de alegría y realización personal que los hombres, y en el que el poder político se reparta equitativamente... También imagino un futuro en el que las agresiones sexuales se consideren un retroceso a una época anterior, más brutal. Creo que todo esto es deseable y posible. Creo que todos podemos contribuir como individuos y como colectivos a hacerlo realidad. Creo en el poder de las mujeres".
En este Día Internacional de la Mujer, espero que mis sueños se conviertan en los sueños de toda la comunidad internacional, y que el reconocimiento del poder de las mujeres sea universal.
Sinceramente,
Dr. Denis Mukwege