Bukavu 19 de junio de 2020 - Declaración del Dr. Denis Mukwege en el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos
Al reconocer el Día Internacional de la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos, queremos recordar ante todo la gravedad de los actos de violencia sexual cometidos como estrategia de guerra, dominación y terror.
Estos actos tienen consecuencias graves y duraderas para las víctimas y las comunidades afectadas, pero también para la sociedad en su conjunto, ya que provocan la desintegración del tejido social y socavan cualquier perspectiva de desarrollo sostenible y de paz.
Se trata de una grave tragedia humana, una crisis de nuestra humanidad que nos concierne a todos. Por tanto, debemos combatir y eliminar esa violencia por todos los medios, y evitar que los cuerpos se utilicen como campos de batalla.
Hoy, nuestros pensamientos están con todas las supervivientes de la violencia sexual. A todas las mujeres y hombres que rompen el silencio que sus agresores a menudo tratan de imponerles, y que hablan con valor y determinación para exigir justicia, verdad y reparación, como los miembros de SEMA, la Red Mundial de Víctimas y Supervivientes para poner fin a la violencia sexual en tiempos de guerra.
En este día, tomamos nota de los avances recientes.
La última cumbre del G7, organizada por la Presidencia francesa, hizo hincapié en la desigualdad de género y se comprometió a luchar contra la violencia sexual tanto en tiempos de paz como de conflicto. Este compromiso asumido por las principales potencias económicas reconoce que no se puede construir un mundo próspero sin respetar los derechos de las mujeres y beneficiarse de su plena inclusión y valor añadido.
La Resolución 2467 del Consejo de Seguridad, adoptada en abril de 2019, reconoció la necesidad de un enfoque centrado en el superviviente para abordar y prevenir la violencia sexual en situaciones de conflicto. También hizo hincapié en la necesidad de reconocer y atender a los niños nacidos de violaciones y en la necesidad de reforzar los mecanismos de rendición de cuentas para los autores e instigadores de la violencia.
La creación del Fondo Mundial para los Supervivientes fue también un paso importante. Este fondo es un mecanismo innovador centrado en los supervivientes y sus necesidades, y tiene como objetivo subsanar las deficiencias de la justicia nacional e internacional mediante el desarrollo de la justicia reparadora.
Estos avances no deben eclipsar el hecho de que la tragedia de la violencia sexual sigue prevaleciendo en todos los contextos de inestabilidad. Pensamos, por supuesto, en las zonas de guerra, pero también en otras crisis, ya sean catástrofes naturales o emergencias de salud pública, como ha puesto de manifiesto recientemente la pandemia del COVID-19. En estos tiempos de crisis, las mujeres no sólo están expuestas a menudo en primera línea, sino que también son objeto de un recrudecimiento de la violencia y los abusos.
De hecho, la violación y la violencia sexual están cada vez más extendidas en todos los conflictos modernos y, a pesar del reconocimiento de los actos de violencia sexual como elemento constitutivo de los delitos más graves, la impunidad sigue siendo la norma y la justicia la excepción.
Estos actos bárbaros no sólo quedan a menudo impunes, sino que además permanecen en gran medida sin documentar. En este contexto, acogemos con satisfacción la adopción hoy del Código Murad, cuyo objetivo es promover una documentación más ética. Confiamos en que este código de conducta guíe a los investigadores, investigadores y periodistas hacia una recopilación de información más eficaz sobre estos crímenes y un mayor respeto por la dignidad y los derechos de los supervivientes.
Aprovechamos este Día Internacional para la Eliminación de la Violencia Sexual en los Conflictos como una oportunidad para reafirmar el derecho de las supervivientes a una atención holística de alta calidad para tratar su sufrimiento físico y psicológico y para facilitar su reintegración socioeconómica y su libre acceso a la justicia.
Creemos que los supervivientes tienen derecho no sólo a una atención integral, sino también a una justicia integral: enjuiciamiento de los autores e instigadores, reparaciones para las víctimas y las comunidades afectadas, mecanismos de búsqueda de la verdad y garantías de que estos crímenes no se repetirán para los supervivientes y la sociedad. Sólo mediante el uso de todos estos enfoques de justicia transicional se puede cerrar la brecha de la impunidad.
En vísperas del 20º aniversario de la Resolución 1325 del Consejo de Seguridad de la ONU sobre las mujeres, la paz y la seguridad, es hora de que las supervivientes tengan un lugar en la mesa de paz en la que se debaten las iniciativas de justicia transicional, para que sus voces sean escuchadas y para que estos procesos de justicia en las sociedades de posguerra y posdictadura respondan por fin a las necesidades y aspiraciones de las víctimas.
Por último, hacemos un llamamiento a los hombres y a los niños para que luchen junto a las mujeres y a las niñas para construir una nueva generación en la que la igualdad de género, el respeto mutuo y la complementariedad armoniosa entre los géneros permitan poner fin a la violencia sexual y de género de una vez por todas, tanto en tiempos de conflicto como en tiempos de paz.
-Dr. Denis Mukwege