20 de junio de 2022
Mis queridos compatriotas,
La hora es grave. Este domingo, 19 de junio, nos reunimos con varios líderes religiosos de la Iglesia de Cristo en el Congo para compartir nuestras preocupaciones sobre la situación de seguridad que actualmente prevalece en nuestro país desde la enésima agresión de Ruanda a través del grupo M23.
Esta situación angustia a nuestra población y corre el riesgo de debilitar la convivencia pacífica entre nuestros respectivos pueblos.
Tras el martirio de Beni, la sangre de nuestros hijos, nuestros hermanos y nuestros padres vuelve a correr en Kivu Norte. Nuestras hijas, nuestras hermanas y nuestras madres se arriesgan al calvario de la humillación y la violación.
En esta tragedia, entiendo la amargura y la ira de nuestra población. Sin embargo, les pedimos que no caigan en la trampa de los enemigos de la paz. No caigamos en la trampa de la venganza ciega y de la caza de ciudadanos pacíficos por su lengua o su aspecto físico. Tal acto es un crimen tan reprobable como la agresión contra nosotros.
Queridos compatriotas,
No demos un pretexto a los criminales que nos atacan. No confundamos a los hombres y mujeres pacíficos con los regímenes que equipan con armas y soldados a los terroristas del M23, que llevan más de un cuarto de siglo sembrando la muerte y la desolación en la región.
Aprendamos de la historia reciente de la región africana de los Grandes Lagos. Nuestra ira no debe hacernos perder la calma.
Resistamos a las sirenas de la xenofobia. No cedamos al discurso del odio al otro. La historia de la humanidad ha demostrado que la venganza, el odio, el rechazo y los insultos hunden a la humanidad.
Además, cualquier mensaje de odio, cualquier llamada a la violencia es condenable. Debe ser denunciado y en ningún caso puede ser compartido en las redes sociales.
Las autoridades administrativas y judiciales de nuestro país deben perseguir a las personas que con sus mensajes extremistas incitan al odio y la violencia. La violencia es inaceptable. La violencia sólo puede engendrar violencia.
Apoyemos a las Fuerzas Armadas congoleñas que cada día defienden la integridad de nuestro territorio y protegen a nuestro pueblo con valentía.
Pidamos a la Unión Africana, a la Unión Europea y a las Naciones Unidas que condenen sin más demora y sin equívocos la agresión de Ruanda a nuestro país.
A los líderes de la Commonwealth actualmente reunidos en la Cumbre de Kigali, para que den muestras de lucidez y eviten un nuevo drama en la RD del Congo. Les pedimos que ayuden a traer la paz al Congo. Les pedimos que no dejen pasar esta oportunidad, pues de lo contrario volverá a correr la sangre de los inocentes. Es una decisión política que hay que tomar. Es una responsabilidad histórica que hay que asumir.
Queridos compatriotas,
La defensa de la unidad nacional, la integridad de nuestro territorio y la convivencia pacífica con nuestros vecinos fueron los sueños de los Padres de la Independencia de nuestro país; siguen siendo un deber sagrado de nuestra generación y de las generaciones venideras.
Permanezcamos vigilantes y defensores de la no violencia.
Mantengámonos firmes, la Justicia y la Paz triunfarán.
Dr. Denis Mukwege
Premio Nobel de la Paz