Llamada a la paz

Bukavu 31 de julio de 2020 - Llamada a la paz

Desde mi tuit del domingo 26 de julio en el que denunciaba la reciente masacre de Kipupu, en el territorio de Mwenga, en Kivu del Sur, he recibido varios mensajes de odio y miembros de mi familia han sido intimidados y amenazados. 

Hace 22 años, descubrí las dramáticas consecuencias de la guerra en suelo congoleño, en la región de los Kivus y en otras provincias de nuestro país. Desde entonces, no he dejado de abogar por la búsqueda de la verdad y la aplicación de la justicia, sin las cuales no podemos esperar una paz duradera. 

No importa la época, no importa la región del mundo, ninguna mentira, ninguna construcción falsificada de la historia ha logrado sostener la paz. Los verdugos y las víctimas no tienen futuro si están condenados a vivir una mentira. 

Desde hace casi 10 años, defiendo el examen del Informe Mapping realizado por el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Derechos Humanos. Este informe contiene una recopilación de crímenes de guerra, crímenes contra la humanidad y genocidios detallados desde 1993 hasta 2003. Si no se analizan estos crímenes -que marcan la historia del Congo- y si no se hace justicia por ellos, ninguna de las personas implicadas en estos conflictos podrá recuperarse ni vivir en paz.

Parece que abogar por la creación de una jurisdicción especial para juzgar los crímenes en el Congo asusta a algunas personas que vierten su odio en las redes sociales enfrentando a unos con otros, a menudo basándose en mentiras. 

Sin embargo, la reconciliación entre los pueblos y el establecimiento de reparaciones para las víctimas no pueden lograrse sin nuestra incesante búsqueda de la verdad. 

"Decir la verdad es el comienzo del cambio". Esto es válido para una víctima de violencia sexual, así como para las víctimas de la guerra, el genocidio o cualquier trauma. 

Ninguna maldad intelectual, ninguna amenaza, ninguna intimidación, me impedirá expresarme sobre la realidad de las atrocidades que viven las poblaciones de mi país y cuyas consecuencias trato cada día en mi hospital de Bukavu. 

Desde 2012, e incluso después de dos intentos de asesinato, he seguido recibiendo amenazas de muerte. Vivo en mi hospital sin poder salir de él salvo durante mis viajes al extranjero. ¿Quién tiene interés en asesinarme? ¿Por qué interrumpir mi búsqueda de la verdad y mi deseo de justicia? 

La búsqueda de la verdad es un proceso extremadamente difícil. Entiendo que me atacan y amenazan las personas que han elegido un bando, sin embargo, esta no es mi posición: mi lucha es librar a mi país de todas las masacres. Cada masacre es una de más.

Ninguna vida es más valiosa que otra. Al prestar el Juramento Hipocrático, dediqué mi vida a ayudar a mi prójimo, independientemente de su clase social, género u origen étnico. 

Siempre seguiremos respondiendo a la violencia con amor. 

Frente a estos ciclos de violencia y represalias, que sólo benefician a quienes buscan mantener el caos en nuestro país para saquearlo mejor, lanzamos un llamado a la justicia, a la convivencia armónica y a la paz.

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