DECLARACIÓN DEL DR. DENIS MUKWEGE
"Con gratitud, doy las gracias al Comité del Premio de la Paz de Seúl. Me siento humilde por su decisión, y también debo reconocer el heroísmo de las mujeres y niñas de mi país, la República Democrática del Congo. Este prestigioso premio reconoce que el mundo no las ha olvidado, y el Comité honra su resistencia. Juntos, seguiremos luchando por la paz y la igualdad en todo el mundo.
"Este premio lleva la verdadera intención del espíritu olímpico, en los Juegos de Seúl de 1988 e incluso hoy en Río de Janeiro: personas de diferentes nacionalidades, de diferentes razas, orígenes o idiomas, en una demostración de solidaridad global, y diversas capacidades pueden forjar un camino hacia la paz.
"Es un profundo honor formar parte del legado del Comité del Premio de la Paz de Seúl. El Comité y el pueblo coreano llevan la antorcha de la paz y, con su luz, han hecho que el mundo sea consciente del sufrimiento y la injusticia infligidos al pueblo congoleño durante las dos últimas décadas. En este momento, debo reconocer la resistencia y la fuerza de las mujeres de solaz, que sufrieron el dolor, la indignidad, la violencia y la estigmatización social. En su memoria, me vuelvo a dedicar a buscar la paz, la reconciliación y la curación para las supervivientes de todo el mundo.
"La injusticia en cualquier lugar de nuestro planeta debería hacer sonar una alarma y hago un llamamiento a nuestra humanidad común para que nos unamos contra ella. Somos más fuertes por las alianzas que construimos en la paz, en el deporte y a través del amor a nuestros semejantes."
"Con gratitud, agradezco al Comité del Premio de la Paz de Séúl. Acepto esta decisión con humildad porque constituye un reconocimiento del heroísmo de las mujeres y las niñas de mi país, la República Democrática del Congo. Este prestigioso premio refleja el hecho de que el mundo no les ha olvidado, y el Comité rinde homenaje a su resistencia. Juntos, seguiremos luchando por la paz y la igualdad en todo el mundo.
Este premio es portador del espíritu de los Juegos Olímpicos, desde Séúl en 1988 hasta hoy en Río de Janeiro: personas de diferentes nacionalidades, razas, orígenes o lenguas, reunidas en torno a una manifestación de solidaridad mundial, nos muestran que las diversas competencias pueden forjar un camino hacia la paz.
Es un gran honor ser designado como laureado por el Comité del Premio de la Paz de Seúl. El Comité y el pueblo cordobés son portadores de la bandera de la paz y, con su luz, han hecho que el mundo sea consciente del sufrimiento y la injusticia infligidos al pueblo congoleño durante los dos últimos decenios. Hoy también reconozco la resistencia y la fuerza de las mujeres de la reconciliación, que han soportado el dolor, la indignación, la violencia y la estigmatización social. En su memoria, me comprometo a promover la paz, la reconciliación y la defensa de todas las supervivientes de la violencia sexual en todo el mundo.
En todo nuestro planeta, la injusticia debe hacer sonar un grito de alarma y hago un llamamiento a nuestra humanidad común para que se una contra ella. Somos más fuertes en tanto que socios para construir la paz, como en el deporte, y en el amor que llevamos por nuestros semejantes".